domingo, 6 de diciembre de 2015

Carthage


Elegí esta autora por casualidad y también por algo de curiosidad. Nunca había leído algo una obra suya, pero había oído hablar de Oates como una gran escritora contemporánea. Además tiene un nombre que suena bien – Joyce Carol Oates - y su foto, la de una muñeca envejecida de los años veinte, no se olvida. 
Mi otro punto de partida fue el nombre de la novela: Cartago. Aunque sabía que la historia se situaba en una ciudad americana de hoy en día, el título sonaba a imperio romano, guerra y derrota con un toque exótico y enigmático.
La sorpresa fue bastante grande, cuando en las primeras páginas me encontré envuelto en la mente de un padre, Zeno Mayfield, tratando de encontrar con un gran grupo de búsqueda a su hija desaparecida en los bosques salvajes cerca de su ciudad, Cartago. Viví con él la desesperación y su agotamiento hasta el colapso cuando ve el cadáver de una cierva y a primera vista parece ser el cuerpo de su hija Cressida.
Me di cuenta en seguida de que gran parte de la  novela consiste de un monólogo interior de varios personajes:
El padre Zeno Mayfield, la madre Arlette, la hija guapa Juliet, su prometido Brett Kinkaid
y Cressida, la hija lista.
La estructura de la novela es clara y ordenada, como se ve por ejemplo en los títulos de las tres partes: Joven desaparecida, Exilio y El regreso. Pero dentro de los capítulos se revuelve todo: 
Primero: la manera de contar, la mezcla de monólogo interior en tercera persona con monólogo interior en primera persona. Este es destacado por letra itálica y cuenta la historia desde la perspectiva de un personaje.
Segundo: el tiempo, porque el monólogo interior salta del presente al pasado o al futuro posible y en el medio hay pensamientos y emociones fuera del marco temporal.
Esto no hace fácil la lectura, hay que fijarse en todos los detalles de los pensamientos revueltos de cada personaje, para no perderse alguna información importante. Me costó meterme en las cabezas de los protagonistas de la historia, pero a la vez me sentí muy cerca de ellos.
Llegué a entenderlos a todos, su forma de ser y sus razones para actuar, pero ninguno es mi personaje favorito:
El padre, Zeno Mayfield, siempre está dividido entre la apariencia de su familia ante la sociedad de Carthage, sus opiniones progresistas y su posición tradicional en la familia y en su casa.
La madre Arlette actúa como la sirvienta de la casa. Al final se libera de su papel y su de casa gracias a la tragedia vivida.
Juliet es la “all american girl” que quiere vivir un cuento de hadas perfecto y cree en todos los estereotipos de la sociedad americana, pero al final encuentra una felicidad práctica lejos del cielo rosa de su juventud.
Brett Kinkaid, su guapo prometido, se va a Iraq para defender los ideales americanos. Allí vive las atrocidades de sus compatriotas y él es incapaz de impedirlas. Vuelve gravemente herido, ya no es guapo y encima es minusválido. Su mente perturbada con claros signos de PTSD (Trastorno de estrés postraumático) mezcla la muerte violenta de una niña en Iraq causada por sus compañeros con su rechazo hacialas insinuaciones de Cressida que provoca que se fugue y desaparezca. 

Cressida, la hija lista, está en el centro de la historia y todo se gira alrededor de este personaje. Ella se cree alguien muy importante, pero depende mucho de la opinión de otras personas. Este conflicto la hace vulnerable y ante cualquier ofensa verdadera o imaginada reacciona fugandose. Cressida retrocede, como lo hace por ejemplo en el curso de matemáticas de apoyo, cuando la llaman fea sin pensar. Después no sabe salir de los muros que ha levantado alrededor de si misma. 
Se nota que Cressida tiene rasgos autistas. Ella cree que es un alma herido y por eso parecido a Brett con su PTSD. Cuando él y Juliet se separan, busca su amor pero él la rechaza.
Rescatada por Haley vive en el exilio como Sabbath McSwain y trabaja para el investigador. Esto termina, cuando entra en la cámara de ejecución de la prisión y se tumba en la mesa, donde envenenan a los prisioneros para cumplir la pena de muerte. Cressida piensa en su propia culpa y decide volver a casa. Allí hace las paces con su familia y quiere ocuparse de Brett, al que sólo le queda un año de prisión por su ataque a otro prisionero.
Pero, este resumen no abarca toda la novela y creo que los temas sociales que la autora expone son más importantes que los personajes.
Claro, el tema de la joven buscando su camino en la vida es algo común en las novelas de Joyce Carol Oates como indican las reseñas. Pero esto es sólo el fondo para una crítica profunda de la sociedad americana. 
Asociado a Brett Kinkaid está la crítica a la guerra que transforma personas civilizadas en bárbaros y bestias que violan y matan porque pueden hacerlo sin consecuencias.
También hay varias críticas relacionadas con el investigador que él mismo resume en sus libros bajo el título común “¡Que Vergüenza!”
Las instalaciones psiquiátricas y el abuso de jóvenes con enfermedades mentales, jueces corruptos que aceptan sobornos. La última investigación concierne el sistema penitenciario en Estados Unidos y la pena de muerte. Bajo el alias de Cornelius Hinton se encuentra en el medio de esta investigación y la autora nos pone con él y Cressida en una prisión de máxima seguridad. La visita guiada deja claro la brutalidad, la inhumanidad y la injusticia del sistema penitenciario que no conoce la reintegración, sólo la venganza.
En términos generales, Oates me parece una autora muy hábil, segura en su estilo y convincente. No es una exageración que la quieren presentar para el premio Nobel de literatura.
Aún así tengo dos críticas. La parte en el medio, “Exilio”, y el trabajo del investigador no tienen mucho que ver con el resto de la novela. Lo mismo me pasa con el título “Cartago” que parece haber sido elegido al azar.


Por lo que a mí respecta: Una vez acostumbrado al estilo de Joyce Carol Oates, a su manera de escribir, de desarrollar sus  personajes y sus temas, la novela me cogió y no me dejó suelto hasta acabarla. La novela no me ha convencido del todo, pero sí me ha gustado.

Stefan, Las Palmas de Gran Canaria

El edificio Yacobián