martes, 22 de noviembre de 2011

Travesuras de la niña mala

Estimados amigos del Club Macondo, mi elección del libro “Travesuras de la niña mala”, de Mario Vargas Llosa, como lectura para este mes estuvo motivada por la creencia de que podía cumplir todos los condicionantes que me pedían. Tenía que escoger un libro bien escrito, no muy largo ni denso, de fácil y animada lectura y consideré que esta obra cumplía esos requisitos. Espero no haberme equivocado.
Esta obra fue mi primer contacto con el autor, del que también leí “La fiesta del chivo”, de estilo completamente diferente, difícilmente comparable y tengo pendiente de acercarme a su última novela. De ambas lecturas sí que puedo concluir que es un gran literato y que probablemente ha sido merecida la obtención del Premio Nobel de Literatura.
Este libro creo que puede resumirse como un relato de la obsesión (amor/pasión/enfermedad) y como un retrato costumbrista de distintas ciudades durante la segunda mitad del siglo XX. También cuenta otras historias de personajes secundarios entre las que destacaría la de un hippie sudamericano en Londres.
Las dos veces que lo he leído ha logrado arrancarme las lágrimas de emoción la obsesión de Ricardito y la tierna maldad de la chilenita. Y, en ambas ocasiones, me he preguntado si no se trata en parte de una autobiografía del autor, sorprendiéndome su dominio y falta de pudor en las descripciones de escenas y gustos sexuales.
La novela esta compuesta de siete capítulos vertebrados por las idas y venidas de la chilenita. Sin embargo, el retrato en primera persona del autor, en la persona de Ricardo podría haberse dividido en tres partes, su infancia y adolescencia en Lima, el cumplimiento de su ilusión de vivir en París y la desilusión de una vida desarraigada, sin apego a nadie ni a nada, salvo su obsesión por la niña mala.
La historia comienza en Lima en los años 50 cuando el autor es un adolescente, conoce a la mujer que marca su vida y nacen sus sueños de una vida pequeño burguesa en otro país. Continúa en la ciudad de sus sueños, donde comienzan sus encuentros con la obsesión de su vida, se establece y adquiere un trabajo, el de traductor e interprete que condicionan su vida. El trabajo le permite acercarse a otras ciudades donde aparecen otros personajes secundarios que llenan su vida a ratitos y son escenario de sus encuentros pasionales con la niña mala. Finalmente, cuando parece que tras los muchos encuentros y desencuentros la relación finaliza a él le cambia la vida, sufre una enfermedad, pierde el trabajo principal, conoce a otra mujer y se traslada a Madrid. Tras ese capítulo que, considero podría haber sido el fin de la novela, reaparece la niña mala intentando redimir sus penas y compensar el dolor que había producido a Ricardo, dándole bienes materiales que le harán tener un fin de su vida más feliz.
La crítica coincide mayoritariamente en valorar que no se trata de una de sus mejores obras por la falta de credibilidad del relato, el desorden y falta de concreción de fechas, etc. pero para mí ha supuesto el encuentro con un gran autor y me parecen menores esos detalles.

Lourdes Quesada Díaz. Las Palmas de G. C. a 14 de diciembre de 2011

domingo, 20 de noviembre de 2011

Ensayo sobre la ceguera. José Saramago




Queridos amigos del Club de lectura Macondo, lo que me llevó a proponer la lectura de este libro de Jose Saramago, “Ensayo sobre la ceguera”, fue el deseo de compartir con todos vosotros esta historia de humanos, que en ocasiones se alejan del hombre para mostrarnos nuestro lado mas animal.


Al hacerlo, me invadió un cierto temor, porque fue el primer libro que yo leí de este exquisito autor portugués afincado en Lanzarote, hace ya mas de diez años, y sentí el lógico miedo de enfrentarme nuevamente a su lectura porque aun siendo mis ojos los mismos, no era la misma persona la que iba a leerlo y desconocía si me iba a impactar de la misma manera.


Mi miedo era infundado. Me ha vuelto a envolver y me ha invitado a reflexionar sobre la naturaleza humana, la cual, parafraseando al propio autor “ es mitad indiferencia, mitad ruindad”, pero también capaz de sentir amor, solidaridad, ternura, esperanza…


El autor nos describe una historia apocalíptica. No es una idea nueva. Quien no se acuerda de Mel Gibson en “ Mad Max” o a Viggo Mortessen en la versión cinematográfica de “ La Carretera” de Cormac Mac Carthy? Autores estos mas conocidos por su físico que por sus dotes interpretativas, todo hay que decirlo. Sin embargo el autor es original. Una ceguera blanca inunda a la población de un país ficticio, y ello hace aflorar lo peor del ser humano. La ceguera se propaga sin remedio entre todos los habitantes. Ya desde el principio se muestra la ruindad del ser humano, tanto en la persona del supuestamente buen samaritano que presta auxilio al primer ciego y que aprovecha su buena acción para robarle el coche, como en las autoridades, que recurren al aislamiento de los primero infectados en un intento de no ver la realidad, de mirar para otro lado, y ello, como dice el autor, “hasta ver…”Se les aisla en un manicomio porque lo que esta ocurriendo “ es una locura”. Unicamente una mujer conserva la vista y a lo largo de todo el libro se arrepentirá de ver lo que esta viendo.


Al manicomio van llegando cientos de personas afectadas por el mal de la ceguera blanca. Ni siquiera en esta situación dramática se atisba la cordura. Surgen los primeros conflictos por el reparto de alimentos. Aparece la violencia, el intento de unos de dominar, someter y vejar a los otros, el ansia de obtener posesiones, la violencia, el egoísmo, “ aún esta por nacer el primer ser humano desprovisto de esa segunda piel que llamamos egoismo, mucho mas dura que la otra que por cualquier cosa sangra”.


Los débiles y buenos? se sublevan contra la opresión de los violentos y llegan a matar. Lo que les espera a la salida del manicomio no es mejor que lo que había dentro. La ceguera se ha extendido por todo el país. Es algo que Dios no debería permitir, por ello en la iglesia alguien, ha vendado los ojos de los Santos, ese alguien “es el mayor sacrílego de todos los tiempos, el mas radicalmente humano el que vino aquí para decir al fin que Dios no merece ver”.


Finalmente y de la misma forma que dejaron de ver, los ciegos recuperan la vista y ello para decirnos “ que no hay ciegos sino cegueras”.


El autor, pese a la crudeza de la historia, y a pesar de darnos una visión critica y dura de la condición humana, recurre en ocasiones a la comicidad provocando la hilaridad y la risa, valiéndose para ello de un dominio magnifico del lenguaje y de la ironía, describiendo de forma tragicómica la esencia del hombre.


En esta sociedad actual, caracterizada por la pérdida de valores, donde se tiende al reconocimiento de las personas no por lo que son, sino por lo que parecen o tienen, donde se ha sustituido el contacto interpersonal por las relaciones on line, donde el triunfo se funde y se confunde con la inmoralidad, donde se premia la competitividad y el llegar primero a cualquier precio, donde se valora la exposición publica de las miserias propias y ajenas, Saramago, nos despierta la conciencia moral, nos recuerda que no podemos olvidar que el bienestar de unos lo es a costa de las carencias de otros “ en cierto modo , todo cuanto comemos es robado de la boca de los otros, y , si les robamos demasiado, acabamos causando su muerte”, que “ si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo posible para no vivir enteramente como animales”, que, “ no hay nada en el mundo que en sentido absoluto nos pertenezca” , que las cosas tienen un valor relativo.


Sin embargo, no todo es negativo, también nos recuerda que el hombre es un ser sociable por naturaleza, que necesita a los demás para verse asi mismo, que hay en él capacidad de amar, de sensibilizarse viendo el amor y el sufrimiento de otros, con capacidad de ver en el interior de los demás hombres, y nos invita a mirarnos a nosotros mismos diciendonos “abrir los ojos y renacer por dentro.” “La conciencia moral existió siempre, con la marcha de los tiempos acabamos metiendo la conciencia en el color de la sangre y en la sal de las lagrimas, y como si tanto fuera aun poco, hicimos de los ojos una especie de de espejos vueltos hacia dentro, con el resultado, muchas veces, de que acababan mostrando sin reserva lo que estábamos tratando de negar con la boca”.


El libro me ha encantado, y me ha hecho recordar porqué hace diez años este fue el primer libro de varios de este autor que he leído y que recomiendo para aquellos que hayan disfrutado de esta lectura, en particular, “ El hombre duplicado” y “ Todos los nombres”.




Un saludo afectuoso


Camino Fernandez Arias